Rodrigo Manuel Banús
Para Spread News | 9 de Agosto de 2021
Argentina se presenta como un país que va a dos velocidades. Por un lado, se observan cifras récords en las exportaciones agropecuarias con crecimiento de la construcción privada. Mientras que, la inflación impacta en sectores de la sociedad que han quedado muy atrasados con respecto a sus ingresos.
¿Qué economía resulta entonces de la post pandemia?
El fin de las restricciones más drásticas en un hecho en Argentina, mientras que en 2020 se tomaban las decisiones a partir del número de contagios totales en el país, hoy se toman a partir de las hospitalizaciones. Esto promete un retorno a la actividad presencial de millones de personas.
¿Cuál es el problema entonces? Los planes de estímulos en diversos países impulsaron la inflación a niveles inéditos y nuestro país altamente inflacionario no es la excepción. Para la segunda mitad del año se espera por lo menos una inflación del 3% mensual, lo cual seguirá presionando a distintos sectores, ya sea por inflación de costos, posible caída de la demanda en los alimentos o conflictividad laboral. No quedan exentos el complejo industrial que procesa y exporta soja o la logística de lugares donde las medidas de fuerza son recurrentes.
Una de las proyecciones más complejas a la hora de considerar un posible crecimiento durante 2021 y 2022 es la inflación acumulada. Según datos publicados por El Economista de la consultora Ecolatina, con un 50% para este año y presión vía brecha del tipo de cambio para 2022 se estima un mercado interno complicado y demandante pese a los subsidios y otras transferencias.
El reporte de la citada consultora detalla que, son los precios regulados en especial la energía, quienes están funcionando de “ancla inflacionaria”, no obstante, existen factores como la suba de commodities que impactarán en los alimentos pese a las recientes medidas restrictivas de las exportaciones vía suba de costos. Justamente es en la logística y otros rubros relacionados donde aún no se han actualizado dichos costos. La futura demanda de dólares vía turismo y la dimensión electoral en el mercado cambiario podrían sumar otros elementos que aumenten esa demanda de dólares y por ende una posible devaluación del peso acelerando la inflación.

Diversas fuentes nos permiten observar que pese a las regulaciones vigentes el horizonte de una posible devaluación no es lejano. Emanuel A. Agis dijo que – “el FMI demandará un tipo de cambio unificado antes de un acuerdo definitivo”. Otro informe del ex viceministro de economía asegura que, en caso de simplemente dejar al dólar flotar sin medidas de coordinación extra, haría que el ritmo devaluatorio presione al tipo de cambio real. Desde luego tomando en cuenta que los ajustes estimados en los costos del país se dan aproximadamente cada ocho meses. Hay factores antes detallados que, según Ecolatina, una inflación mayor al 40% para el 2021 y por lo menos del 40% se espera para el próximo año.
Si se deja de lado la cuestión inflacionaria y se toma en cuenta la reactivación, los datos de FIDE, Fundación de Investigaciones para el Desarrollo, son alentadores. La demanda se recuperaría vía paritarias actualizaciones de jubilaciones y transferencias de ingresos no retributivas. Otro de los elementos dinamizadores de la actividad es la obra pública. Según el INDEC, en junio, la construcción privada subió un 9,7% respecto a 2019. El tipo de cambio y la obra pública seguirán impulsando al sector en lo que resta del año.
Los datos relativos a la industria basados en el consumo de energía muestran que la actividad se expandió un 21,8% interanual y un 15,5% con respecto al 2019.
Sin embargo, los alentadores datos chocan con ciertos elementos preocupantes como aquellos relativos a la recaudación, la cual persiste 8,9% por debajo de 2019. Otro de los factores a considerar será el rubro relativo a bienes inelásticos, como los supermercados, donde en términos reales la demanda sólo subió 2,6%. ¿Es síntoma de un techo de la expansión de 2020 o resultado de los altos precios de ciertos bienes de primera necesidad? Será importante analizar el impulso de la actividad y la recuperación del ingreso en los sectores de menor poder adquisitivo.
Como conclusión, el panorama presenta un desafío principalmente inflacionario siempre y cuando no haya un impacto de la variante Delta del Covid-19 que demandando cierres de actividad pueda llevar a una recesión vía paralización de la actividad.